
Para muchos cristianos, vivir su fe significa discriminación, violencia y, en el peor de los casos, una sentencia de muerte. La persecución de las minorías religiosas aumenta en todo el mundo. Como uno de los grupos más afectados, los cristianos luchan a diario por sobrevivir.
Acabar con la persecución, ¡ya!

Para las mujeres cristianas cuenta Pakistán como uno de los lugares más peligrosos del mundo. El caso de Maira es un indignante ejemplo de la práctica de la conversión a través de un matrimonio forzado. Unas 1000 niña de minorías religiosas son víctimas de esto cada año.