fbpx

Resumen

  • Varios países instan a Bélgica a proteger a las personas con discapacidad y a los ancianos mientras el Gobierno se somete a la revisión de los derechos humanos de la ONU
  • El caso contra la ley de eutanasia belga está pendiente de resolución en el máximo tribunal europeo

GINEBRA (7 de mayo de 2021) – En una reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrada esta semana en Ginebra, Suiza, se ha cuestionado a Bélgica por lo que supone para los derechos humanos su ley de eutanasia. Al someterse a un “Examen Periódico Universal”, durante el cual se examina el historial de derechos humanos de los Estados y se les pide que consideren reformas, varios Estados instaron al Gobierno a mejorar el trato a los ancianos y a las personas con discapacidad. Desde su legalización en 2002, el país ha multiplicado por cien las muertes por eutanasia que se registran. En febrero de 2014, la ley se amplió para permitir a los médicos poner fin a la vida de niños de cualquier edad.

“Una sociedad justa y ecuánime cuida de sus más vulnerables. El derecho internacional protege el derecho inherente a la vida de todos y exige a los países que protejan la dignidad y la vida de todas las personas, en lugar de ayudar a acabar con ellas. Lamentablemente, a lo largo de los años, hemos visto cómo la ley de eutanasia belga se ha descontrolado. En un caso, la vida de una joven de 23 años terminó trágicamente con la eutanasia debido a su lucha contra los problemas derivados de su salud mental. No hay nada progresista en un gobierno que se niega a prestar atención y apoyo a quienes más lo necesitan. Instamos al Gobierno belga a que acepte las recomendaciones que ha recibido sobre este asunto: poner fin a la eutanasia y redirigir los recursos a la mejora de los cuidados paliativos para quienes llegan al final natural de sus vidas”, declaró Giorgio Mazzoli, responsable jurídico en la ONU de ADF International en Ginebra.

Haití, Egipto y Bangladesh, entre los países que se preocupan por la población vulnerable de Bélgica

La Asociación Médica Mundial ha rechazado sistemática y categóricamente la práctica de la eutanasia y el suicidio asistido por considerarlos poco éticos. El acto se ha asociado durante mucho tiempo a actitudes discriminatorias contra las personas mayores o discapacitadas. En 2017, casi el 20% de las muertes por eutanasia en Bélgica se llevaron a cabo en pacientes que mostraban síntomas asociados al envejecimiento.

Bangladesh fue uno de los que mostró su preocupación, pidiendo que el Gobierno belga se comprometiera a “proteger y promover el derecho a la vida de todas las personas hasta su muerte natural, sin discriminación por edad, discapacidad o cualquier otro motivo”.

Además, Haití instó a “garantizar que los pacientes reciban cuidados paliativos de alta calidad”.

Egipto, en sus observaciones generales, señaló su preocupación por la legitimidad de la eutanasia que viola los tratados de derechos humanos que ratifican y protegen el derecho inherente a la vida de todo ser humano.

El caso contra la ley de eutanasia belga está pendiente en el máximo tribunal europeo

Mientras tanto, Bélgica se ve obligada a defender su ley de eutanasia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El grupo de derechos humanos ADF International apoya el caso de Tom Mortier que cuestiona la situación legal actual tras haber perdido a su madre por el procedimiento letal en 2012.

“El gran problema de nuestra sociedad es que aparentemente hemos olvidado lo que significa cuidarnos unos a otros”, dijo Tom Mortier.

“Mi madre tenía un grave problema de salud mental. Tuvo que lidiar con la depresión durante toda su vida. La trataron durante años psiquiatras y finalmente se rompió el contacto entre nosotros. Un año después recibió una inyección letal. Ni el oncólogo que le administró la inyección ni el hospital nos habían informado a mí ni a ninguno de mis hermanos de que nuestra madre estaba considerando la eutanasia. Me enteré un día después, justo cuando el hospital se puso en contacto conmigo para pedirme que me ocupara de los trámites”, continuó.

La ley belga especifica que la persona debe encontrarse en un “estado médicamente inútil de sufrimiento físico o mental constante e insoportable que no pueda ser aliviado, resultante de un trastorno grave e incurable causado por una enfermedad o un accidente”. La madre de Tom estaba físicamente sana y el psiquiatra que la trataba desde hacía más de 20 años no creía que cumpliera los requisitos legales de la ley belga de eutanasia. A pesar de ello, un oncólogo sin cualificación psiquiátrica reconocida le practicó la eutanasia en 2012.

El mismo médico que practicó la eutanasia a la madre de Tom copreside la Comisión Federal que revisa los casos de eutanasia para garantizar el cumplimiento de la ley. También dirige una organizacióna favor de la eutanasia que recibió un pago de la madre de Tom Mortier en las semanas anteriores a su muerte. A pesar de todo ello, según el Gobierno belga, la Comisión Federal votó “por unanimidad” la aprobación de la eutanasia en este caso.

El caso, que ahora se presenta ante el máximo tribunal europeo, puede sentar un precedente en contra de las leyes de eutanasia en toda Europa. La decisión del Tribunal podría afectar a más de 820 millones de europeos en los 47 Estados miembros del Consejo de Europa sujetos a sus resoluciones.

“La pendiente resbaladiza es evidente en Bélgica ya que vemos las trágicas consecuencias en este caso. Según el último informe oficial, más de seis personas al día reciben la eutanasia y eso puede ser solo la punta del iceberg. Las cifras ponen de manifiesto que, una vez aprobadas estas leyes, no se pueden controlar las repercusiones de la eutanasia. Bélgica ha tomado un camino que, en el mejor de los casos, dice implícitamente a los más vulnerables que su vida no merece la pena”, dijo Robert Clarke, director adjunto del equipo de defensa legal de ADF International que representa a Tom Mortier ante el Tribunal.

Imágenes libres de derechos para uso en exclusiva en relación a esta noticia.

¿Le gustaría apoyarnos? Descubra cómo hacerlo aquí.

ADF International

Buzón postal 5, 1037 Viena
Austria